La sopa de pescado es uno de nuestros platos clásicos de los menús festivos que nos gusta preparar en ocasiones especiales, olvidándolo un poco el resto del año. En el repertorio de los platos de cuchara es uno de los más saludables y versátiles, y no siempre tenemos que dejarnos un riñón en sus ingredientes ni pasar toda la tarde cocinando.
La receta de sopa de pescadilla demuestra que hasta un plato humilde y sencillo puede ser de lo más reconfortante. Es saciante pero ligero, repleto de nutrientes con sus proteínas saludables y una cantidad justa de hidratos de carbono que, dejándonos sin hambre, no nos resultará pesado. Además de ser un buen primer plato, nos gusta en casa especialmente para cenar bien y no sufrir digestiones conflictivas para conciliar el sueño.
Si tenemos fumet o caldo de pescado en la despensa o, mejor aún, casero en la nevera o congelado, nos quedará muchísimo mejor, pero merece la pena cocinar esta sopa partiendo solo de agua. Con pescadilla o con otro pescado blanco que esté de oferta en la pescadería, o incluso con pescado congelado, el resultado siempre apetece en una noche fresca.
Cuando tengo azafrán le añado un poquito para enriquecer el caldo y darle más color, y otras veces me gusta darle un toque picante con alguna cayena. Los fideos pueden ser más gordos o más finos, o se puede usar un puñado de pasta pequeña tipo maravilla, e incluso arroz. Y si hay niños muy pequeños o comensales tiquismiquis, se convierte en una crema deliciosa si se tritura todo.
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