Esta cena fácil y rápida es ideal para improvisar un San Valentín en el que quedar bien sin liarse

¿Cómo no rendirse a un buen plato de pasta? Apunta esta receta, que seguro sorprende a tu pareja

Pasta Gambas Ajillo
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A no ser que hayas acordado con tu pareja que San Valentín no se celebra, puedes quedar fatal si no has pensado en ningún detalle.

Para todos aquellos que no quieren dar demasiada importancia a este día, pero tampoco pasar por completo, nada mejor que tener en la recámara una receta lo suficientemente especial para quedar bien, pero no tan pretenciosa como para que parezca “demasiado”.

Esta pasta al ajillo con gambas cumple todos estos requisitos: es elegante a la par que sencilla y, además, se prepara en un santiamén, por lo que vas a quedar genial sin tener que invertir mucho curro.

La base de esta delicia radica en la calidad de los ingredientes: un buen aceite de oliva virgen extra, ajos frescos, gambas de tamaño generoso, unas guindillas para darle el necesario punto picante y, por supuesto, vuestra pasta favorita. La clave está en sofreír los ajos laminados justo en su punto, añadir las gambas para que se doren ligeramente y mezclar todo con la pasta, logrando un plato que habla el lenguaje del amor a través de sus sabores.

Esta es quizás la versión más sencilla de las pastas italianas de marisco, pero si te ves más atrevido puedes probar otras recetas igual de efectistas para San Valentín como los espaguetis frutti di mare, los espaguetis con almejas o, quizás mis preferidos, los espaguetis con mejillones.

Como broche de oro para esta cena, lo mejor es acompañar el plato con un vino vino blanco seco, a ser posible de perfil marino, como un albariño o una manzanilla. Cualquiera de estos vinos, aunque muy distintos, tienen un toque salino que realza los sabores del mar y aporte un contraste agradable con el ajillo. A partir de aquí, dejo el fin de la velada a la imaginación.

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