Soy una gran amante del café, pero eso no significa que no disfrute también de una taza de té según el momento. Rara vez me preparo un té para arrancar la jornada, pero sí que me gusta degustar diferentes infusiones a lo largo del día. El mundo de los tés es tremendamente amplio y sé que me queda mucho por aprender, pero no puedo evitar sentir pasión por probar diferentes variedades. Mi familia lo sabe, y así fue como hace poco me hicieron un curioso regalo: unas pequeñas esferas que esconden todo un arte para la tetera, las flores de té.
No se deben confundir con las flores propiamente dichas que se emplean para infusionar directamente, como pueden ser las de rosa o azahar. Las llamadas flores de té, o té floreciente (flowering o blooming tea, en inglés) son infusiones individuales con aspecto de pequeño capullo esférico, formado por finas hojas prietas y coronadas con una flor. En seco no tienen mucho interés visual ni olfativo, pero cuando se vierte agua caliente sobre ellas se desata un proceso de gran belleza visual que inunda la taza con aromas florales.
El origen concreto de las flores de té no se sabe con exactitud, aunque lo más probable es que fuera una creación china. Algunas fuentes las sitúan en la Dinastía Song, como deleite visual para el emperador, no tanto como bebida. No fue hasta el siglo pasado cuando se rescató este arte para su uso en la comercialización del té a nivel mundial, sobre todo aprovechando el creciente interés por todo tipo de variedades que se ha vivido en las últimas décadas en países occidentales.
Una flor de té es un producto especial y delicado, ya que tradicionalmente se elabora de forma artesanal. Aunque pudiera parecerlo a simple vista, no son flores totalmente naturales, es decir, se les da esa forma concreta. Se trata de un conjunto de hojas de té y flores secas que se atan en forma esférica usando un fino hilo de algodón, que las mantiene prietas hasta el momento de su consumo.
Se pueden elaborar con distintas variedades, pero las hojas de té más empleadas para estas flores son de té blanco o verde, eligéndose hojas largas que se enrrollan entre sí. La flor que corona cada bolita también puede variar, aunque las más usadas son de jazmín, lirio, crisantemo, hibisco, clavel o caléndula. De este modo, dicha flor no aporta sólo belleza a la infusión, sino también su delicado aroma floral.
El procedimiento para preparar una taza de flor de té es muy sencillo. Hay que calentar agua hasta alcanzar el punto de ebullición, verterla en una tetera y depositar en ella la flor. Lo ideal es usar una tetera o una taza grande transparente, para poder observar bien el proceso de la infusión. Y es que en contacto con el agua caliente, la esfera comienza a desplegarse poco a poco, liberando sus hojas y su flor al mismo tiempo que va infusionando el agua con su aroma.
Hay que tener un poco de paciencia ya que el proceso completo suele durar entre 6 y 10 minutos, hasta que la flor se ha liberado por completo. Es entonces cuando podemos servir el té en tazas individuales. La flor se puede reservar y reutilizar para futuras infusiones, aunque ya no nos ofrecerá el mismo espectáculo que durante su primera vez en contacto con el líquido.
La flor de té que yo he podido probar era de jazmín, con un sabor muy agradable, suave pero aromático, sin dejar ningún resquicio amargo, por lo que para mi gusto no hacía falta añadir ningún tipo de edulcorante. El proceso de liberación de la flor es ciertamente muy curioso de ver, aunque tengo que reconocer que no se ve tan espectacular como prometen algunas fotografías promocionales que se pueden ver por la red. Quizá influye en ello la variedad concreta, por lo que espero probar otros tipos en el futuro.
Las flores de té son un producto muy original que sin duda sorprenderá a quien no lo conozca. Su precio es más elevado que los tés corrientes, ya que se suelen vender por unidades o pequeños sets de cogollos, por lo que son más adecuadas para preparar en momentos especiales. Pueden ser un buen regalo o un detalle para agasajar cuando tengamos invitados en casa, que seguro disfrutarán tanto del espectáculo visual como del sabor del té.
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