Llevamos ya unos años de lo que se ha llamado “burbuja gastronómica”, la cocina está de moda y no parece tener un fin próximo. Y es que cocinar es mucho más que un asunto de actualidad pasajero, es algo cultural y también emocional, una actividad en la que podemos refugiarnos del día a día. ¿Por qué nos relaja cocinar?
Se puede considerar la cocina como una afición para los ratos de ocio, pero creo que va mucho más allá. Un hobby nos entretiene y nos motiva, nos permite desconectar para pasar un rato ameno. Cocinar es todo esto pero también es relajante, casi terapéutico, y además es tremendamente gratificante.
La cocina como vía de escape
Como sucede con cualquier afición, la cocina nos permite hacer un paréntesis en las rutinas diarias para dedicarnos a una actividad entretenida alejada de la oficia, de los estudios o incluso de la familia. Todos necesitamos tomarnos un respiro de vez en cuando.
Está claro que si llegamos cansados de trabajar y tampoco tenemos mucho tiempo en casa, no nos vamos a liar a preparar una receta complicada y larga, pero simplemente cocinando un plato sencillo que nos guste ya nos sirve para desestresarnos un poco.
Recobrando el control
Cuando nos ponemos el delantal y encendemos los fogones somos nosotros los que tenemos el control sobre la situación. Elegimos la receta, preparamos los ingredientes y cocinamos según nos apetece. El cuchillo y la espátula están en nuestras manos.
Es reconfortante recuperar la sensación de control sobre todo cuando pasamos una etapa especialmente agobiante o en la que dependemos demasiado de los demás. Incluso puede ser liberador dar rienda suelta a una posible rabia contenida con acciones como amasar, picar o batir a mano.
La emoción de probar algo nuevo
El relax que nos proporciona cocinar también tiene que ver con el interés y las ganas de probar cosas nuevas. Y lo bueno que tiene el mundo de la gastronomía es que es tremendamente vasto, con muchas recetas, ingredientes, técnicas y culturas por descubrir.
Gracias a internet y las nuevas tecnologías el aficionado a la cocina no cae en la rutina, a través de revistas, blogs, foros, libros y programas de televisión se aprenden nuevas recetas y sabores, se consiguen nuevas ideas que nos motivan a probar y experimentar. Y cada nuevo descubrimiento es muy reconfortante y nos llena de satisfacción.
El poder de la memoria olfativa
Hay sabores que nos llenan de recuerdos, pero la memoria olfativa tiene más poder en la relación emocional que establecemos con ciertos platos y alimentos. Antes de llevarnos un bocado a la boca, es su aroma el que despierta nuestros jugos gástricos, y también activa la memoria.
Todos tenemos guardados en la cabeza recuerdos, imágenes, sensaciones y emociones que se activan con determinados olores, sobre todo con platos caseros que nos trasladan a la infancia. Un asado en el horno, el aroma de un guiso a fuego lento o el dulce olor de galletas y bizcochos al hornearse no sólo nos abren el apetito, también nos reconfortan.
Conectar con la esencia natural de las cosas
Hay algo en los fundamentos básicos de la cocina que nos reconecta en cierta manera con las cosas sencillas, con la naturaleza y con nuestro pasado cultural. En una sociedad en la que se abusa a veces demasiado de los precocinados, la comida a domicilio o platos preparados, el detenerse a preparar un plato sencillo desde cero nos devuelve cierta tranquilidad natural.
Por eso merece la pena el esfuerzo de elaborar en casa productos y platos que con frecuencia se compran ya hechos, como el yogur, la mermelada, una mahonesa, galletas o pan. Preparar un simple bizcocho y observar cómo va creciendo en el horno a medida que inunda la cocina de su delicioso aroma no podría ser más relajante.
La satisfacción de cocinar para los demás…
Una de las ventajas que tiene la cocina como afición frente a otros hobbys es que podemos compartir nuestra pasión con los demás. Con frecuencia, al probar un plato que nos ha salido especialmente bien, nuestro primer impulso es contárselo a alguien, sacarle una foto para subirla a redes sociales o directamente darlo a probar a quien tengamos cerca.
Cocinar, ya sea un plato salado como algo dulce, teniendo en mente quién va a degustarlo nos hace implicarnos de una forma especial. No se trata sólo de buscar la aprobación y los halagos, sino de demostrar que esa persona nos importa, poniendo nuestro cariño en lo que cocinamos. Invitar a familiares y amigos a una deliciosa comida y ver que realmente disfrutan de lo que hemos preparado es una sensación fantástica.
… y también para uno mismo
Tampoco podemos olvidarnos de nosotros mismos. A veces parece que sólo merece la pena dedicar tiempo y esfuerzo en la cocina si tenemos familiares o invitados en casa, pero hay que reivindicar el cocinar bien para uno mismo. Todos necesitamos un tiempo y un espacio propios, y la cocina es una buena manera de mimarnos.
Encender los fogones para preparar sólo lo que nos apetezca en ese momento, permitiéndonos algún capricho y sin las presiones de que nadie más vaya a probarlo, es muy relajante y placentero. Muchas veces guardamos los mejores ingredientes o los platos más elaborados para una ocasión especial con invitados, pero en ocasiones también nos lo merecemos nosotros mismos.
Disfrutar sin complicaciones
Claro que cocinar también se puede convertir en una pesadilla estresante con resultados decepcionantes. Ya seamos cocinillas novatos o chefs experimentados, probar recetas nuevas, experimentar con ingredientes o intentar técnicas complicadas pueden terminar en desastre.
Por eso merece la pena volver a lo más simple de vez en cuando. Incluso los grandes chefs de estrellas Michelin reconocen que en casa como más disfrutan es preparando huevos fritos o con una buena tortilla de patatas. Cocinar sin estrés, sin demasiadas aspiraciones, sólo disfrutando del momento y saboreando ese plato sencillo pero que nos hace la boca agua.
La cocina nos ayuda a desconectar del día a día, a olvidar los problemas y a descansar la mente, nos permite meditar y descansar mientras los aromas que surgen nos despiertan emociones reconfortantes. Sea cual sea el motivo principal, cocinar no es sólo esencial para alimentarnos, también nos entretiene y nos relaja.
Imágenes | Xavi Talleda, Nicole Abalde, Marjan Lazarevski, Port of San Diego, yasamaster, Yrina Yeroshko, Jodimichelle, JFXie, Rene S En Directo al Paladar | El placer de cocinar para la familia En Directo al Paladar | El oído en la cocina y la importancia de los sonidos