El Vegandale Fest es un festival estadounidense de comida, música y arte que busca congregar a miles de personas con un espíritu común, defender un mundo sin explotación animal. Eso pregona la empresa organizadora desde su propia página web, donde se pueden seguir las distintas sedes por las que se va sucediendo el evento en todo el país. Ha ido ganando notoriedad en cada edición; el problema es que corre el riesgo de morir de éxito si no aprenden a gestionar el aumento de visitantes.
Es lo que parece que sucedió el pasado fin de semana durante una de las citas más esperadas de la temporada, la parada del festival por Nueva York. Según declaraciones de varios asistentes a The New York Times, la organización fue un absoluto desastre generando muchos momentos de tensión y pánico, pudiendo haber terminado casi en tragedia.
Miles de visitantes, previo pago de una entrada cuyos precios oscilaban entre los 15 y 90 dólares, tuvieron que aguantar horas de espera para poder acceder al recinto porque la entrada y los controles estaban colapsados, sobrepasados por las circunstancias. Infinitas colas que parecían no avanzar provocadas por cuellos de botella, escasez de personal y problemas para pasar los controles de metales y la emisión y admisión de los tickets de entrada.
El resultado fue un tumulto de visitantes con el estómago vacío que también sufrieron la escasez de agua en un día aún caluroso de finales del verano neoyorquino. "Estábamos hambrientos, malhumorados y en un estado lamentable", afirma Rocco Marrongelli, de Queens, quien decidió darse por vencido tras hacer cola durante más de una hora para volver a casa.
Por lo que narran otros testigos, Marrongelli tomó la decisión acertada, pues la situación no parecía mejorar una vez dentro. Demasiada gente en un recinto que acogía a unos 200 vendedores, poca disponibilidad de agua, prácticamente sin lugares donde sentarse ni tampoco donde refugiarse del intenso sol que brillaba aquel día. Pese a que la organización defiende que no hubo más incidentes de los que se pueden esperar en un evento público al aire libre de este tamaño, al parecer tampoco había baños suficientes para dar abasto, agotándose pronto el papel higiénico y el agua corriente en algunos de ellos.
"Nos enfrentamos a algunos desafíos logísticos, que son parte de trabajar en un nuevo emplazamiento", ha declarado Jenna Lindsay, vicepresidenta de comunicaciones y entretenimiento de Vegandale. "Ha sido nuestro primer año en el Citi Field, pero la experiencia en general ha sido realmente positiva".
No parecen opinar igual otros visitantes consultados por el medio neoyorquino ni los usuarios de redes sociales o Reddit que han mostrado su descontento, llegando a denunciar casos de personas deshidratadas que tuvieron que ser atendidas por servicios sanitarios fuera del recinto. El festival, además, está recibiendo quejas por la mercantilización del veganismo, presionando económicamente cada vez más a las pequeñas empresas que participan con sus puestos de comida e incluso contratando a músicos a los que se ha acusado de comer carne.
Tampoco es la primera vez que se enfrentan a incidentes de este tipo, pues ya en la edición del pasado junio, en Chicago, se produjo una pelea delante del escenario musical que acabó provocando una estampida y momentos de verdadero pánico y desconcierto entre muchos asistentes. Sin embargo, Vegandale quita hierro al asunto. "El espectáculo continuó después", defiende Lindsay. "Fue una especie de falsa alarma".
La próxima parada del festival de Vegandale está prevista para el día 28 de septiembre en el parque Klyde Warren Park de Dallas. En total, esperan atraer a más de 100.000 personas en sus distintas ediciones de este año.
Imágenes | Vegandale
