Ryanair, la aerolínea irlandesa de bajo coste liderada por Michael O'Leary, ha sido protagonista de múltiples controversias relacionadas con sus políticas hacia los consumidores. La constante tensión entre la compañía y las autoridades públicas sobre la delimitación entre servicio al cliente y posibles abusos ha sido una constante en su historia.
Recientemente, Ryanair ha anunciado una medida que ha generado un intenso debate: la eliminación definitiva de las tarjetas de embarque físicas, obligando a los pasajeros a utilizar exclusivamente formatos digitales para abordar sus vuelos.
Inicialmente, la aerolínea tenía previsto implementar esta medida a partir del 1 de mayo de 2025. Sin embargo, debido a diversas consideraciones, la fecha de implementación se ha pospuesto al 3 de noviembre de 2025, coincidiendo con el inicio de la temporada de invierno.
Según Dara Brady, directora de Marketing de Ryanair, esta transición busca ofrecer una experiencia de viaje más fluida y mejorada a través de la aplicación myRyanair durante un periodo con menor afluencia de pasajeros.
La decisión de Ryanair se fundamenta en varios argumentos. La compañía destaca que aproximadamente el 80% de sus 200 millones de pasajeros anuales ya utilizan tarjetas de embarque digitales.
Además, la eliminación del papel podría reducir más de 300 toneladas de residuos anuales, alineándose con objetivos medioambientales y de sostenibilidad. La aerolínea también señala que el uso de su aplicación móvil proporciona a los usuarios acceso a servicios adicionales, como información en tiempo real sobre vuelos y notificaciones de incidencias.
No obstante, esta iniciativa ha sido recibida con críticas por parte de asociaciones de consumidores, especialmente en España. Facua-Consumidores en Acción ha calificado la medida de ilegal, argumentando que es una práctica contraria a la legislación vigente al resultar abusiva.
La asociación subraya que es un derecho del pasajero disponer de la tarjeta de embarque de manera gratuita y en formato físico si así lo desea. Además, Facua advierte que la eliminación de las tarjetas físicas podría afectar negativamente a colectivos vulnerables, como personas mayores o aquellas con dificultades para interactuar con tecnologías digitales, quienes suelen necesitar asistencia para realizar trámites en línea.
Otro punto de controversia es la política de Ryanair respecto al check-in. Actualmente, la aerolínea no permite realizar la facturación en el momento de la compra del billete si el usuario no paga un cargo adicional por la elección de asientos.
Esta práctica complica aún más el proceso para aquellos pasajeros que no están familiarizados con las herramientas digitales o que no disponen de dispositivos móviles adecuados. Facua considera que, en tales circunstancias, es esencial mantener la posibilidad de imprimir la tarjeta de embarque en los aeropuertos de forma gratuita, independientemente del tipo de tarifa elegida por el usuario.
La eliminación de las tarjetas de embarque físicas también plantea desafíos en situaciones imprevistas. Por ejemplo, si un pasajero pierde su teléfono móvil o este deja de funcionar antes del embarque, podría enfrentar dificultades para abordar su vuelo.
Aunque Ryanair ha indicado que brindará asistencia gratuita en el aeropuerto en tales casos, no ha detallado cómo se gestionarán estos incidentes ni ha especificado qué procedimientos se seguirán para garantizar que los pasajeros puedan abordar sin contratiempos.
Además, existen consideraciones legales y operativas en ciertos destinos. Algunos países, como Marruecos, Turquía y Albania, requieren la presentación de tarjetas de embarque en formato físico debido a regulaciones locales o limitaciones tecnológicas en sus aeropuertos. Ryanair no ha aclarado cómo abordará estas excepciones ni cómo garantizará el cumplimiento de las normativas locales en estos casos.
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