Estos crujientes de sobrasada con espuma de miel son una opción sencilla para sorprender a vuestros invitados a la hora del aperitivo. Todos quedarán encantados con el contraste entre las textura cremosa del interior y la crujiente de fuera con el delicioso sabor dulce de la espuma de miel. Se trata de una receta rápida que se prepara en un periquete, con la que todos quedarán encantados.
El pasado fin de semana mi hermana y mi madre estuvieron viaje juntas y de regalo gastronómico me trajeron un buen trozo de sobrasada, que he utilizado para hacer este delicioso pincho, ideal para el aperitivo o para servir como entrante simpático en reuniones familiares o grupos de amigos.
Preparamos una mezcla o relleno en un bol, trabajando la sobrasada pelada con una cucharada sopera de miel y añadiendo más si fuera necesario. Una vez obtenemos una mezcla cremosa, la reservamos.
Para el exterior crujiente tenemos que cortar unos rectángulos de pasta filo más o menos de 12 x 5 cm, para después poder enrollarlos formando una especie de cigarritos. Para ello, una vez recortados, barnizamos tres capas de pasta filo con mantequilla y las pegamos una encima de otra.
Después rellenamos los rectángulos con la mezcla de sobrasada y miel y los enrollamos. Calculad dos de estos cilindros por persona. Para servirlos bien crujientes, los horneamos durante 10 minutos a 190ºC, retirando el exceso de mantequilla y grasa de la sobrasada al dejarlos escurrir sobre un papel absorbente.
Para hacer la espuma de miel, batimos la miel con el limón y añadimos la nata líquida con ayuda de las varillas. Después ponemos esa mezcla en un sifón de espumas, añadimos una carga y dejamos en la nevera durante 2 horas. Servimos los crujientes apilados, poniendo aparte un pequeño cuenco con la espuma de miel, para que cada uno se sirva o moje al gusto.
Con qué acompañar los crujientes de sobrasada con miel
Los crujientes de sobrasada con miel están deliciosos recién hechos, pero también se pueden tomar fríos o templados. Si tienes mucha gente, puedes hacerlos antes y servirlos tras darles un calentón en el horno. Recomendamos servirlos con un cuenco de espuma de miel al lado para que el que quiera los "moje" antes de llevárselos a la boca y un vino blanco bien frío.
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