Que el mundo desarrollado vive lo que muchos consideran una epidemia de obesidad no es ningún secreto, y los gobiernos buscan medidas de todo pelaje para reducir esta. Las más comunes tienen que ver con mejoras en la información que se da a los consumidores sobre los productos (gracias a nuevas formas de etiquetado), pero hay quien ya va más allá.
Como se hace desde hace mucho con el alcohol o el tabaco, cada vez más países están aumentando los impuestos a los productos considerados insalubres y limitando su publicidad.
Reino Unido ha sido pionero en muchas de estas medidas. Desde mediados de año tasa los refrescos azucarados —como ya hicieron anteriormente Francia, Noruega o México– pero ahora se plantea una medida pionera. Según adelanta en exclusiva el diario The Telegraph, el Gobierno quiere limitar por ley el número de calorías presentes en los platos que se venden en restaurantes, así como la comida preparada de los supermercados, para que no sobrepase ciertos niveles recomendados.
Los borradores de la propuesta, a los que ha tenido acceso The Telegraph, establecen límites detallados para comidas preparadas, sándwiches e incluso porciones de verduras servidas en todo el país.
La propuesta, que tiene más de 100 páginas, establece límites detallados incluso para cientos de acompañamientos y guarniciones
Los planes, elaborados por el organismo gubernamental Public Health England (PHE), sugieren un límite de 544 calorías para cualquier comida preparada, una cifra muy por debajo de muchas de las que se venden hoy en día.
Los sándwiches y las ensaladas que se presentan como plato principal tendrían un límite de 550 calorías, una cifra que se elevaría, por ejemplo, a 675 calorías para una pizza en un restaurante o 951 calorías para un plato principal de un menú.
La propuesta, que tiene más de 100 páginas, establece límites detallados incluso para cientos de acompañamientos y guarniciones. En resumidas cuentas, el organismo planea implantar límites variables para alimentos específicos según el lugar donde se consuman, teniendo en cuenta siempre las recomendaciones gubernamentales, muy parecidas a las de todo el mundo, que animan a no comer más de 2500 calorías al día a los hombres, 2000 a las mujeres.
“Los límites de calorías son poco realistas”
Los límites propuestos en el borrador obligarían a reformular muchas de las comidas que se ofrecen hoy en día en supermercados o restaurantes. Gran parte de los sándwiches, pizzas o comidas preparadas que se ofertan en todo el país superan los límites establecidos.
Según informa The Telegraph, el PHE tiene intención de publicar su plan definitivo en unos meses, tras pasar consulta a la industria alimentaria, que no se muestra nada receptiva.
Según la industria, una reducción colectiva del 20 por ciento de calorías en todas las categorías de alimentos no es factible
Tim Rycroft, director de operaciones de la Federación de Alimentos y Bebidas (la patronal de la industria alimentaria británica), ha asegurado en The Telegraph que los objetivos propuestos no son factibles: “Seguimos apoyando los programas de reformulación del Gobierno, pero tenemos reservas sobre qué los objetivos sean alcanzables en la realidad. Una reducción colectiva del 20 por ciento de calorías en todas las categorías de alimentos no es factible, especialmente dada la variedad de tipos de alimentos que cubre esta pauta general”.
Más crítico aún se muestra Chris Snowdon, jefe de economía de estilo de vida del Institute of Economic Affairs –un importante think tank liberal–: “Estas demandas son dignas de Nerón o Calígula. El gobierno debe poner al PHE en vereda antes de que arruine el suministro de alimentos. Los límites de calorías son arbitrarios, no científicos y poco realistas. Es razonable ofrecer consejos sobre el consumo diario de calorías, pero establecer límites para las comidas individuales es una locura”.
El camino para implementar nuevas regulaciones sobre lo que comemos no ha hecho más que comenzar y la batalla promete ser ardua, en Reino Unido y en el resto del mundo.
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