Viajeros más ligeros podrían suponer una reducción de costes en combustible para las compañías aéreas
Desde hace décadas, la industria aérea ha buscado constantemente maneras de reducir costes operativos, siendo el ahorro de combustible una de las prioridades más destacadas. Sin embargo, en los planes de las aerolíneas estadounidenses ha surgido una posibilidad insospechada: el impacto de los medicamentos para la pérdida de peso, como Ozempic y Wegovy, podría ser clave para lograr importantes ahorros en sus operaciones diarias.
Estos fármacos, diseñados originalmente para tratar la diabetes, se han convertido en una herramienta popular para la pérdida de peso, y podrían influir directamente en el peso promedio de los pasajeros. Y menos peso en los aviones significa menos combustible y, por tanto, menos gasto.
Según un análisis reciente realizado por la consultora Jefferies, si cada pasajero de United Airlines, por ejemplo, perdiera aproximadamente 10 libras (unos 4,5 kg), la aerolínea podría ahorrar alrededor de 80 millones de dólares al año en combustible.
Aunque esta cifra pueda parecer sorprendente, tiene sentido si se considera la dinámica de la aviación: el peso total de un avión —pasajeros, equipaje, tripulación y carga— es uno de los factores clave que determinan cuánta energía se necesita para mantener el aparato en el aire.
A lo largo de los años, el peso promedio de los estadounidenses ha ido en aumento, lo que ha forzado a las aerolíneas a realizar ajustes en sus cálculos de combustible.
De hecho, algunas aerolíneas como Korean Air han llegado a realizar estudios de peso entre sus pasajeros para obtener datos más precisos y cumplir con normativas locales sobre seguridad aérea. En este contexto, la popularidad de los medicamentos GLP-1, como Ozempic y Wegovy, abre una puerta a una posible reducción de estos números.
Este fenómeno no solo afecta a la aviación. De hecho, los cambios en los hábitos de consumo y estilo de vida provocados por estos medicamentos también están empezando a tener un impacto en industrias como la alimentaria y la de bebidas alcohólicas, que han visto una disminución en la demanda de productos ricos en azúcar y alcohol.
Algo de lo que incluso se hizo eco The Wall Street Journal con los cambios en los hábitos de los consumidores. Y no es una cuestión menor: solo en 2022 se recetó Ozempic –así como Wegovy y medicamentos similares– a nueve millones de estadounidenses.
En el caso de la aviación, sin embargo, el interés en estos medicamentos se centra en su potencial para reducir la cantidad de combustible necesario por vuelo. En un sector en el que cada litro cuenta, cualquier oportunidad de aligerar la carga es bienvenida.
El win win de Ozempic: viajeros más flacos, más ahorro de combustible
El combustible es uno de los mayores gastos operativos para las aerolíneas. United Airlines, por ejemplo, estima que la reducción de 10 libras por pasajero supondría una disminución de aproximadamente 1.790 libras de peso por vuelo, lo que equivaldría a un ahorro de 27,6 millones de galones de combustible anuales.
Insistimos que no es una cuestión menor, incluso cuando hay estudios que corroboraron que los estadounidenses pesan más en invierno que en verano. Este tipo de cifras resultan especialmente atractivas en un contexto de fluctuaciones en los precios del petróleo y la creciente presión para reducir la huella de carbono.
Aunque la relación entre la pérdida de peso y el ahorro de combustible pueda parecer curiosa, no es un tema nuevo para la industria aérea. De hecho, en el pasado se han implementado varias estrategias para reducir el peso de los aviones, como la sustitución de equipos más pesados por versiones más ligeras, la reducción de la cantidad de agua potable a bordo y, en algunos casos, la eliminación de objetos no esenciales como revistas o catálogos de productos.
El peso de los pasajeros es una variable que, hasta ahora, se ha mantenido fuera de su control directo, pero con la creciente adopción de estos medicamentos, la posibilidad de que los pasajeros pesen menos de manera generalizada se convierte en una perspectiva real, como explicaba a Forbes la analista Sheila Kahyaoglu, de Jefferies Financial.
Sin embargo, no todo el mundo comparte el optimismo. Existen dudas sobre hasta qué punto este fenómeno será lo suficientemente generalizado como para tener un impacto significativo en los costes de las aerolíneas.
Aunque figuras públicas como Elon Musk han admitido haber utilizado estos fármacos para perder peso, su uso aún está limitado a ciertos sectores de la población, principalmente debido a su elevado coste y a las dificultades de acceso. Mientras tanto, toca mirar al cielo.
Imagen | Chemist4U / fanjianhua en Freepik
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