La llamada carne de laboratorio o carne cultivada quiere ser la proteína del futuro que resuelva los problemas de alimentación y sostenibilidad a los que se enfrenta la población mundial. Pero no todo el mundo tiene claro que sea una buena solución, especialmente si choca con los intereses económicos y culturales propios, como parece ser el caso de Italia.
El pasado martes el Gobierno italiano aprobó un proyecto de ley para prohibir la producción, comercialización y uso de alimentos producidos artificialmente, incluyendo piensos animales. Según declaraciones conjuntas del ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, y de Orazio Schillaci, ministro de Sanidad, el objetivo es "garantizar el máximo nivel de protección de la salud de los ciudadanos y preservar el patrimonio agroalimentario".
La norma aprobada por el Consejo de Ministros responde así a la intención ya anunciada por el gobierno de Meloni de adoptar medidas cautelares a nivel nacional para proteger los intereses del legado gastronómico italiano, así como de la salud de sus ciudadanos. Italia considera que el sector de la carne artificial está avanzando mucho más rápido que la legislación europea, y prefiere adelantarse velando por los intereses propios del país.
"Los alimentos sintéticos no garantizarían el bienestar"
Lollobrigida asegura que "no hay una actitud persecutoria, sino una firme voluntad de proteger", pues consideran que actualmente estos alimentos de laboratorio no cumplen con garantías de calidad y sanidad, y además son una amenaza a la cultura, la tradición y la economía del país, que tanto depende de su gastronomía.
"Si se impusiera la producción de alimentos sintéticos en los mercados, habría más desempleo, más riesgos para la biodiversidad y productos que, en nuestra opinión, no garantizarían el bienestar", afirmó el ministro en la rueda de prensa tras aprobarse el proyecto de ley.
Así, la norma prohíbe el uso de alimentos o piensos constituidos, aislados o producidos a partir de cultivos de células o tejidos derivados de animales vertebrados. Esa prohibición incluye la preparación de otros alimentos o bebidas así como la venta, importación, producción para la exportación, administración o cualquier tipo de distribución para el consumo alimentario.
Ante una posible infracción de la norma, se confiscará el producto y conllevará una multa de entre 10.000€ y un máximo del 10 % del volumen de negocios realizado en el último ejercicio cerrado antes de que se constatara la infracción. Esta deberá ser adoptada por el Parlamento en un plazo de dos meses, siendo susceptible de modificaciones.
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Es un movimiento del Gobierno italiano en clave preventiva, promovido por noticias que llegan de países como Singapur o, más recientemente, Estados Unidos, donde se está aprobando su uso. Aún parece lejos de comercializarse en Europa, pues aún no se ha producido ninguna petición de autorización esta "proteína del futuro".
Foto | stoccking
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