Hace unos días compré ruibarbo por primera vez. Me llamaba la atención porque lo he visto en muchas recetas, pero nunca lo había probado, además tenía ganas de preparar esta receta de helado de ruibarbo y mascarpone que descubrí navegando en internet y que me apetecía mucho hacer.
Es curioso la sensación que despierta el descubrir el sabor de un alimento por primera vez. El del ruibarbo me ha gustado y, aunque lo pagué a precio de oro porque en Ibiza no es muy fácil encontrarlo, creo que la próxima vez que lo vea compraré un par de tallos más. Tengo un montón de recetas pendientes para seguir experimentando.
Empezamos lavando y troceando el ruibarbo, desechando las hojas. Lo ponemos en un cazo al fuego con el agua y el azúcar y lo dejamos cocer hasta que esté tierno. Lo retiramos del fuego, lo dejamos enfriar ligeramente y luego lo trituramos con una batidora. Lo dejamos enfriar completamente, lo tapamos y lo metemos en el frigorífico durante unas cuatro horas.
Batimos el queso mascarpone con la nata, sin llegar a montar, sólo para que se ligue todo y añadimos el azúcar molido. Mezclamos con el puré de ruibarbo que teníamos reservamos. Ponemos la mezcla en un recipiente, a ser posible metálico y apto para congelar. Lo dejamos congelar y si cristaliza, podemos triturarlo con un robot como la Thermomix, media hora antes de servir, y quedará cremoso.
Con qué acompañar el helado de ruibarbo y mascarpone
Si tenéis heladera en casa, preparar esta receta de helado de ruibarbo y mascarpone se simplifica bastante, pero no es imposible realizarla si, como es mi caso, no disponemos de una. Es importante no dejar cristalizar la mezcla y para ello la tendremos que remover a menudo hasta que haya congelado y batirla una media hora de servirla. El sabor de este helado es exquisito y estará insuperable si lo acompañáis con un helado derretido caliente.
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