Pequeños cerebros de zombi: una receta fácil para nuestro especial de Halloween

Mientras se calienta el horno a 200ºC, con ayuda de un cuchillo vamos a quitar la parte de arriba de las medias noches, sobre la que va a descansar el cerebro de carne picada. El pan que sobra lo vamos colocando en una picadora.

Mientras, vamos disponiendo los panes en una bandeja. Picamos el pan, para hacer el pan rallado que usaremos en los cerebros –que son muy parecidos a unos filetes rusos–. Quizás no necesitemos todo, depende del tamaño de las medias noches, pero lo podemos guardar para otras elaboraciones.

En un bol grande mezclamos la carne picada, unos 50 g de pan rallado, media cebolla bien picada, un huevo, dos dientes de ajo picados, pimienta y sal. Lo mezclamos bien y, con la mano, formamos una especie de albóndigas que vamos a disponer sobre una bandeja para el horno.

Vamos a hacer ahora unos rollitos de papel de plata, que nos van a servir para separar el hemisferio izquierdo y derecho de nuestros cerebros y, con ayuda de un palillo, hacemos las hendiduras para hacer más realista su forma. Antes de hornealos, los pintamos con una mezcla de kétchup y salsa barbacoa, o alguna salsa del estilo que os guste. Las horneamos de 18 a 20 minutos, o hasta que la salsa comience a dorarse ligeramente por encima.

Mientras, vamos a cubrir el fondo de los panecillos con un poco más de salsa y queso rallado, para que se derrita al colocar el cerebro encima. Pasados unos 20 minutos, sacamos los cerebros del horno, quitamos el papel de plata, y los ponemos sobre los panes. Los bañamos con un poco más de salsa y volvemos a meterlos en el horno, donde van a pasar otros 10 minutos.

Pasado este tiempo solo falta ponerle los ojos, cortando aceitunas rellenas de pimiento en láminas, que vamos a sujetar con ayuda de unos palillos. ¡Y a comer!