Hay días en los que estamos cansados de cocinar pero nos apetecen postres rápidos y que no nos tengan mucho rato en la cocina. Por eso esta mousse de café y mascarpone creo que va a ser ideal pues, sin ser demasiado dulce, queda perfecta para darnos un capricho después de la comida.
Si sois muy cafeteros podéis añadir más café para que el sabor sea más intenso, yo como lo iba a tomar un niño usé descafeinado y no le he echado demasiada cantidad, pero eso va a gustos. Lo que sí tendréis que usar será café soluble para que pueda concentrarse el sabor sin añadir demasiado líquido y que no nos baje la mousse. Y aunque a primera vista pueda parecer pesada por sus ingredientes no lo es para nada, sino que queda bastante ligera gracias a las claras montadas a punto de nieve que le dan volumen. Eso sí, es imprescindible utilizar huevos lo más frescos posibles para elaborarla y consumirla pronto.
Empezar batiendo las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Incorporar el mascarpone, después disolver en las dos cucharadas de agua caliente el café soluble y añadirlo también a la mezcla. Montar la nata e incorporarla suavemente.
Batir a punto de nieve las claras con la pizca de sal y mezclar con una espátula con mucho cuidado a la mezcla anterior vigilando que el merengue no pierda volumen. Repartir en vasitos o copas y refrigerar como mínimo una hora. Antes de servir espolvorear cacao puro en polvo con un colador.
Con qué acompañar la mousse de caféy y mascarpone
Esta mousse de café y mascarpone no necesita muchas horas de reposo para poder degustarla. Con hacerla a media mañana ya la tendréis lista para la hora de la comida, siendo el típico postre a tener en cuenta cuando hay que preparar algo rápido sin horno. En lugar de cacao en polvo se puede espolvorear con canela, cardamomo o galletas trituradas.
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