Hacer un 'simpa' o irse sin pagar de un restaurante puede ser un delito, tal y como recuerda la Policía Nacional desde su cuenta de X, antes conocido como Twitter, aprovechando la coyuntura de una detención producida en la isla de Ibiza el pasado miércoles 31 de julio, cuando seis personas pretendieron dejar una cuenta sin pagar de 12.291 euros en un restaurante ibicenco.
Acusados de un presunto delito de estafa, las seis personas –un hombre y cinco mujeres– se negaron a hacerse cargo de la cuenta que, a priori, iba a pagar una séptima persona que había abandonado el restaurante diez minutos antes de producirse el suceso.
Los detenidos, como informa Efe, son un hombre británico de 77 años y cinco mujeres de entre 24 y 39 años, dos argentinas, una griega y dos polacas, ahora acusados de un presunto delito de estafa, habían disfrutado de una copiosa cena, acompañada de numerosas bebidas alcohólicas, aludiendo a la invitación de la séptima persona en discordia.
En sus palabras, la persona en cuestión les había reservado la mesa e invitado a cenar, razón que esgrimían para negarse a pagar la cuenta, lo que motivó que el personal del restaurante decidiera llamar a la Policía Nacional.
Lo cierto es que negarse a pagar la cuenta en un restaurante, como explican fuentes policiales, constituye un delito de estafa y, además, no existe normativa que contemple este supuesto como un derecho para el consumidor, independientemente de cualquier grado de descontento.
En este sentido, remarcan que los clientes tienen una responsabilidad legal de "pagar por los servicios y productos recibidos", incurriendo así en una "falta contra el patrimonio del establecimiento".
Además, irse de un restaurante sin pagar se podría calificar, en función del Código Penal, como un delito de hurto y estafa donde, además, se podrían añadir ciertos matices para establecer la responsabilidad, llegando el caso en el que, si el monto del hurto fuera significativo, se podría presentar una denuncia civil e incluso penal.
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