No soy muy de tomar zumos en casa porque prefiero la fruta entera, por eso lo primero que pensé cuando llegó a casa un regalo en forma de naranjas fue en exprimirlas para preparar algún dulce. Este bizcocho de naranja y almendra ha resultado toda una delicia, muy tierno y jugoso.
Encontré la inspiración en una receta del libro de Secocina, aunque M. Ángeles la prepara en forma de pastelitos individuales con una cobertura de chocolate. Lo que me gusta de este bizcocho es el toque de la almendra molida que tan bien combina con el zumo de naranja, dándole un aroma fantástico.
Precalentar el horno a 180ºC y preparar un molde redondo o rectangular para bizcochos. Separar las claras de las yemas de los huevos. Batir las yemas con el azúcar moreno hasta que espese y adquiera un color pálido.
Agregar el aceite de oliva, el zumo de naranja, la ralladura y la sal y seguir batiendo un poco más. Tamizar encima la almendra molida junto con la harina, la levadura y el bicarbonato, y mezclar suavemente. Batir aparte las claras a punto de nieve y añadirlas.
Mezclar todo con suavidad mediante movimientos envolventes. Llenar el molde y hornear durante unos 40-50 minutos, dependiendo del molde. Vigilar el punto introduciendo un palillo para comprobar que sale limpio. Esperar un poco fuera del horno, desmoldar y dejar enfriar completamente sobre una rejilla.
Con qué acompañar el bizcocho de naranja
Este bizcocho de naranja y almendra es ideal tanto para el desayuno como para la merienda, o para acompañar el café después de comer. La miga es muy tierna y suave, jugosa y aromática, y si queréis redondear este dulce bocado podéis servirlo con un chocolate fundido, aunque, sinceramente, no le hace falta.